La temporada del PGA Tour se terminó con la consagración del noruego, que brilló en el campo de East Lake, en Atlanta
Si Viktor Hovland parece sonreír siempre sin motivo aparente, en el campo de East Lake Golf Club le quedó dibujada la sonrisa, después de consagrarse en la FedEx Cup, lo que lo convierte simbólicamente en el “Jugador del Año” del PGA Tour. Se apunta a lo simbólico porque el noruego, en realidad, no ganó un major en esta temporada, pero sí dio un gran salto de jerarquía como golfista, después de alzarse con tres títulos en 2023: dos de estos playoffs finales (BMW Championship y The Tour Championship) y el prestigioso Memorial Tournament, en donde Jack Nicklaus es el anfitrión.
El campeón nacido en Oslo exhibió su rostro más feliz –lo apodan Happy Hovland- no solo porque embolsó 18 millones de dólares, el premio más suculento del golf mundial, sino porque totalizó un score de 261 (-27) y soportó el embate de su implacable perseguidor, Xander Schauffele, que figuraba a 6 golpes en el arranque de la última vuelta y llegó a ubicarse a 3, para quedar finalmente a 5. El único que podía arrebatarle el trofeo de la FedEx Cup a Hovland era Scottie Scheffler, pero el N° 1 ya se había desmoronado en la tercera vuelta y estuvo lejos de repuntar en el recorrido decisivo, con lo que el escandinavo, egresado de Oklahoma State y ganador de seis títulos en total en el PGA Tour, terminó neutralizando cualquier dificultad y fue una máquina desde todas las facetas del juego. Resolvió el duelo con una vuelta decisiva de 63 (-7).