LA ECONOMIA EN LOS CAMPOS DE GOLF DURANTE LA PANDEMIA

Hay razones sociales, económicas y estructurales que justifican que tenemos un mercado en continua contracción, lenta e inexorablemente, y que probablemente irá a más.
Uno de los grandes problemas al que se enfrenta el golf es el de los costos estructurales versus los ingresos variables en los campos. El terreno, la inversión en construcción, el mantenimiento, consumo de agua, el personal y otros, son costos sobre los que poco se puede intervenir que no se haya hecho ya. Y esto hay que repercutirlo en un green fee medio, abono o cuota de socio que no va a estar garantizado. La crisis a la que están abocados hará que un porcentaje muy alto de la población tenga que empezar a reducir gastos no indispensables, ocio y deporte entre estos. Y el turismo de golf nacional no podrá ni con mucho cubrir la demanda de los campos comerciales como venía antes.
Tradicionalmente, el golf es uno de los deportes en donde hay más contacto físico entre jugador y entrenador, sobre todo en sus comienzos. El profesional PGA, con su contacto y guía, intenta transmitir las sensaciones al jugador para que mejore su movimiento. Este contacto no será posible debido a la normativa sanitaria en distanciamiento social. No podrá tocar a un alumno que está a dos metros. Por lo que habrá todavía mayor dificultad para el aprendizaje. La USPGA maneja datos de desistimiento de un 30% de los principiantes por diferentes razones, uno de ellos la dificultad del aprendizaje. Este porcentaje puede incrementarse en los próximos años.