En el cambiante y en ocasiones incomodo clima de Royal Portrush, Lowry jugò con mucha concentración y calma. Nunca perdió la confianza. Cinco bogeys y cuatro birdies lo llevaron a un 72 (+1) en la vuelta final, para un total de -15 y la merecida ventaja de 6 golpes sobre Fleetwood, que nunca llegó a amenazarlo seriamente.
Mientras tanto los otros aspirantes fueron desapareciendo con el pasar de los hoyos, convirtiendo así a Shane en el ganador de la 148 edición del Open Británico. Es el quinto título de su triunfos (el primer grande) y el punto más alto de su carrera. Fue el absoluto dominador de un torneo que parecía hecho a su medida: el público le adora y demostró conocer el terreno mejor que nadie.
Lowry dijo: «Caminando por el 18 sentía que me salía de mi cuerpo. No puedo esperar a despertarme mañana (lunes) por la mañana. La sensación va a ser increíble» fue lo que pudo hablar cuando agradeció el apoyo de sus padres durante toda su carrera en la ceremonia de entrega de premios allí recibió un cheque por: 1.935.000 USD
Recordemos que Shane Lowry es también muy famoso por haber ganado, con 22 años y como amateur, el Irish Open del año 2009. En esa oportunidad hizo una vuelta final de 62 golpes. Este domingo en Royal Portrush Lowry parecía ser el único que quería hacer birdies, este triunfo le sirvió para dos cosas: primero, para subir al trono de los elegidos del golf por méritos propios; y después, para borrar los fantasmas que le quedaron en la cabeza en 2016 cuando afrontó la última jornada del Open Estados Unidos con la misma ventaja (cuatro golpes) y la perdió después de una catastrófica cuarta ronda.