El golf lleno de tecnología.

Relojes GPS, guantes conectados, programas para medir las trayectorias: desde 2014, la tecnología inteligente ha entrado con fuerza en el mundo del golf, tanto entre los profesionales como en los aficionados que pueden permitirse adquirir esos objetos. Una tableta sobre un trípode que se instala junto a los jugadores cuando golpean la bola, es en realidad los dispositivos que se han ido incorporando para mejorar el golf, un radar doble que mide la trayectoria y el ángulo de impacto del palo durante y después del golpeo, pero también sigue la pelota hasta que aterriza, midiendo por ejemplo la curva de desplazamiento, el efecto y la velocidad de rotación.

El coste elevado de este aparato, que se ha vuelto imprescindible para mejorar el ‘swing’, encarece aún más la ya elevada factura del equipamiento necesario para practicar el golf al más alto nivel. La versión utilizada por los profesionales, que ofrece una precisión de 30 centímetros a 150 metros de distancia, cuesta unos 22.000 euros. El empleo de este tipo de aparatos que recopilan una avalancha de datos e imágenes, tal como hace el ‘TrackMan’ con su cámara incorporada, modifica incluso los hábitos de trabajo.

El número uno francés Alexander Levy, vencedor del torneo marroquí, explica que graba «más de 50.000 pateos cada año en el entrenamiento» para mejorar en el ‘green’, con otro programa especializado, incluso se esta volviendo indispensable un experto que pueda leer y entender los datos de estos programas dentro de un equipo de trabajo para la mejora del juego «El golf es un deporte en el que la mejora y el perfeccionamiento del gesto son una constante en cada instante, por lo que es normal que se aproveche de las posibilidades que ofrece lo digital», dice el entrenador sudafricano Robert Baker.

Para los practicantes de base, con mayor poder adquisitivo que los aficionados de otros deportes, las aplicaciones en el celular están muy extendidas. La mayoría de ellas tienen en memoria el recorrido de más de 40.000 campos de todo el mundo.

Conectados a diversos tipos de captores, miden la calidad del gesto, indicando las distancias y apuntando los marcadores.