Rickie Fowler y Make-A-Wish le cumplen el sueño de un fanático

No es un camino fácil para Anthony Trudel. En 2017, el niño de 11 años de edad sufría de dolores de cabeza masivos, lo que provocó una visita a un hospital de Parkland, Florida. A las pocas horas de la visita, Trudel y su familia sabrían que tenía un tumor en el cerebro.

“Su mundo estaba al revés”, dice Daniela, la madre de Trudel.

Anthony ha soportado mucho desde esas noticias, se sometió a múltiples cirugías y abordó las complicaciones que las acompañan. Sin embargo, a través de los procedimientos, Anthony nunca perdió su amor por el juego de golf. Dirigiría a los doctores acerca de cómo su adversidad afectaría su capacidad para jugar, queriendo asegurarse de que todavía sería capaz de rematarlo. Su amor por Rickie Fowler, su jugador favorito, tampoco se dejó intimidar. El constantemente llamaba a su madre para que lo recogiera temprano los jueves y viernes para poder llegar a casa a tiempo para ver jugar a Fowler.

Daniela, queriendo darle un regalo a su hijo, le escribió a Fowler, expresándole lo mucho que significaría para Anthony si alguna vez tuviera la oportunidad de conocerlo. Esta semana en Detroit, Fowler y la Fundación Make-a-Wish hicieron ese sueño realidad.

Además de reunirse con Fowler y recibir un nuevo set de palos, Trudel fue el observador honorario de Fowler, Kevin Kisner y Charles Howell III el viernes, y le dio la oportunidad de estar dentro de las cuerdas con su héroe. “Le dije que me trajera buena suerte el viernes”, dijo Fowler con una sonrisa.